Mi argumento central para la clase de hoy es que lo importante es que los estudiantes mejoren su capacidad de pensamiento crítico. En este sentido, lo contenidos no son un fin, sino un medio.
Es cierto que no es el único argumento, la educación tiene una función socializadora, y esta se basa en tener conocimientos comunes con los demás miembros de la sociedad.
La función socializadora propone un rango de conocimientos como temario, pero es su interpretación inteligente la que mejora la capacidad de pensar y resulta verdaderamente útil.
Estas ideas las hemos trabajado a través de la lectura de los materiales de la asignatura, y de la discusión posterior, en la que hemos entrado en asuntos mucho más polémicos (en concreto hemos hablado de los efectos sobre la salud de las ondas y de los alimentos transgénicos).
Finalmente, de los muchos ejercicios que se podrían hacer, hemos decidido quedarnos en un mínimo: redatar una entrada sobre una de las cuestiones (poco polémicas) que se prponían en la entrada (la efectividad de la ley antitabaco, la película más taquillera o la montaña más alta del mundo). Razonar crítcamente sobre temas con los que uno tiene menos vinculación emocional es más fácil, y solo cuando se tiene más práctica, se puede lidiar bien a pesar de sentirse emocionalmente más vinculado.
Finalmente, en las charlas con algunos de los estudiantes, ha surgido una referencia a un cuentíto clásico (hay mil versiones por ahí) sobre aprender a pensar. Es la historia de Rutherford sobre el barómetro de Bohr, que se puede encontrar, por ejemplo, AQUI.
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